viernes, 10 de noviembre de 2017

Estado de excepción democrática.
Moncho Rouco

"Nos quieren tristes, no les daremos ese placer", ha asegurado el concejal Guillermo Zapata, tras conocer que se sentará en el banquillo de los acusados por un tuit que escribió en 2011, tras haber admitido a trámite la Sala de lo Penal, el recurso de Dignidad y Justicia y Manos Limpias contra la decisión de archivo del juez Pedraz. La decisión es adoptada por Enrique López y Concepción Espejel, dos jueces próximos al PP y sobradamente conocidos por sus aberraciones jurídicas. El voto particular que emite el juez De Prada, al no apreciar delito, es demoledor y pone en evidencia a sus colegas y al descubierto las sucias maniobras políticas, orquestadas desde la planta primera de Génova, territorio Aguirre, que no está dispuesta a soltar la pieza. La fiscalía no está de acuerdo y, ni siquiera la supuesta víctima del chiste, Irene Villa.

Sucesos como estos nos recuerdan que los actos jurídicos no siempre están sujetos a fundamentos legales. Se retuerce el derecho hasta límites insoportables para ajustarlo a intereses políticos, en su acoso y derribo del adversario, sin reparar en el daño al que se ven sometidas las instituciones.

El Estado de derecho en entredicho. Hace tiempo que estamos sufriendo un Estado de excepción democrática. Somos víctimas de una mordaza en forma de Ley, al no soportar el gobierno la discrepancia. Somos rehenes de unos Tribunales, en forma “de parte”, sometidos a cuotas de poder. Llevamos meses soportando un gobierno en funciones de desgobierno, atrincherado en los ministerios, a la espera del teléfono rojo de Moncloa y los pasos a seguir. Un Ejecutivo en rebeldía parlamentaria, tomando decisiones ilegales. La soledad es la evidencia del fracaso de un gobierno endogámico, alimentado por millones de votantes, corresponsables de las prácticas corruptas que atenazan a un partido acusado, al menos, de financiación ilegal.

Cuando creíamos que nada podía empeorar, asistimos perplejos a las grabaciones de una conspiración entre el Ministro del Interior y el ya cesado Director de la Oficina Antifraude de Catalunya. Un ministro conspiranoico, con gestos fascistoides. Utiliza torticeramente a los servicios de Información, sometiendo a los cuerpos policiales a luchas intestinas.

Aconsejaría a aquellos que cuidamos las arrugas del tiempo en nuestra piel, que retrocedamos en la memoria, a otro ya pretérito, y compartan esta reflexión: todo indica que asistimos al retorno de aquella funesta “Brigada Político-Social” al servicio de los de siempre, aunque es posible que, de alguna manera, nunca se fuera del todo. Todo indica que reaparece el TOP (Tribunal de Orden Público), con maneras del siglo XXI y objetivos de mediados del siglo pasado, al uso de aquella Ley de vagos y maleantes. Todo ello, como apoyo de aquellos que se sienten respaldados por votos, que no son avales, y que no están dispuestos a marcharse, ni a asumir responsabilidades, con la inestimable ayuda de los medios de comunicación centrifugando la mentira y  esparciendo la confusión.

Nos roban la memoria y nos regalan el olvido ¡NO EN MI NOMBRE…!


Publicado en Nueva Tribuna el 11 de Julio de 2017
Moncho Rouco
Escritor y articulista


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