lunes, 8 de diciembre de 2014

GARGANTA PROFUNDA

No había novela de David John Moore Cornwell, John Le Carré,  en la que no apareciese esta figura a un lado o al otro del Telón de Acero. Otra versión diferente, esta vez, correspondiente al cine de “arte y ensayo” se refiere a la película más rentable de la historia del  porno, pero sólo tenía relación con lo anterior  que la protagonista poseía una tráquea clitoridiana, sin más comentarios. Años después apareció en escena el verdadero “Garganta Profunda”, William Mark Felt , que superó todo lo imaginable y provocó el impeachment del Presidente Nixon y su posterior dimisión, por el famoso caso Watergate.
De vuelta a casa, a lo doméstico, España y sus entresijos han recreado este personaje desde los tiempos del post-franquismo “in crescendo“ hasta estos días, como un virus. Van en paralelo dos figuras, el mencionado “garganta profunda” y el “estómago agradecido”, que no es más que la etapa previa a convertirse en “corre, ve y dile.”. Podemos comenzar por el caso GAL, que revolvió las sentinas del Ministerio del Interior, poniendo al descubierto el  aparato represor del Estado, que se mantenía incólume desde  la etapa franquista. Fueron Amedo y Domínguez los que, viéndose atrapados en sus propias redes, comenzaron a “cantar” al unísono cual, Plácido y Josep, arrastrando hasta la cárcel al Ministro Barrionuevo, Vera y algunos más; eso sí, con la colaboración inestimable del Sr. X González haciéndoles un vergonzoso pasillo hasta la entrada al trullo. Cierto es que hizo falta que previamente el Juez Garzón pasease por los pasillos de los ministerios, oliese tostadas que, una vez de regreso a la Audiencia Nacional, sirvió para recomponer aquel rompecabezas que había dejado guardado en un cajón. Después vino alguien esperpéntico, cutre, casposo e indigno, Luis Roldán, que se llevó la pasta de los fondos reservados, en gallumbos, de la caja fuerte que tenía para esos menesteres; en este caso la garganta profunda vino de la mano de un tal Francisco Paesa, propio de Le Carré cañí.

  Por aquellos días también estuvo en el candelero el “hermanísimo” Guerra, pero viendo lo anterior y lo que viene a continuación, no merece ni tres líneas. Para terminar de redondear la etapa de gobierno de González, aparece el Caso Filesa, Malesa, Time-Export, aunque parezcan franquicias, eran tapaderas para financiar un partido en caída libre. Parecía que había pasado lo peor. Craso error, lo peor estaba por llegar. Aparece el ínclito “váyase Sr. González”, en forma piticlín-Aznar, quien tras una etapa de parlar catalá en la intimidad del WC, mostró  su verdadero rostro de “demócrata de toda la vida” y en ese momento, su amiguísimo Villalonga dio  el pelotazo en Telefónica, con braguetazo posterior para cabreo de su patrocinador el citado  Aznar. Aparece el Rodriguez Zapatero, con aspecto de honrado ineficaz, que dio muestras durante su mandato, tanto de lo primero como de lo segundo, pero era tanto el lodazal en el que el país estaba ya metido, que el olor a podredumbre lo inundaba todo. Pero  este esperpento aún podía ir a más y apareció un  presidente Don Tancredo, alias Mariano Rajoy. Aquí las alcantarillas ya no aguantaron más. Los estómagos agradecidos pasaron a ser gargantas profundas y la corrupción ha alcanzado límites insoportables: los  casos Emarsa, Alcorcón, Gürtel, Bárcenas,Palma Arena, Noos…  la monarquía se deja ver. Aquí la lucha está abierta, guerra sin cuartel, sálvese el que pueda, tonto el último. A todo esto, Don Tancredo, sólo pasaba por allí.
No se crean, las autonomías se habían convertido en reinos de Taifas, el PP puso en marcha la corrupción en forma de transacción como puerta giratoria. En Cataluña, Convergencia y Durán, con su tres por ciento y el Liceu le pusieron seny al esperpento. Ahora el Honorable Pujol redondea el círculo de lo miserable. Ayer, hoy, en estos momentos, Bankia y sus tarjetas black  ponen de manifiesto la ruindaz de unos miserables frente  la indefensión de un país que no da más de si. Nunca, en tan poco tiempo, se había hecho tanto daño a España como ahora, con una judicatura que mira para otro lado y utiliza  varas medir a discreción.

Solo comentarles, a modo de resumen, que toda esta corrupción no sería posible sin la colaboración de políticos “estómagos agradecidos” que cuando se sienten denostados se convierten en autenticas “gargantas profundas”.





10-10-2014
Publicado en El Digital de Tenerife Sur 
Moncho Rouco@ondanuevaradio.com
Moncho.otaboleiro@gmail.com

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