GARGANTA PROFUNDA
No había novela de David John Moore Cornwell, John Le
Carré, en la que no apareciese esta
figura a un lado o al otro del Telón de Acero. Otra versión diferente, esta
vez, correspondiente al cine de “arte y ensayo” se refiere a la película más
rentable de la historia del porno, pero
sólo tenía relación con lo anterior que
la protagonista poseía una tráquea clitoridiana, sin más comentarios. Años
después apareció en escena el verdadero “Garganta Profunda”, William Mark Felt , que superó todo lo imaginable y provocó el impeachment del Presidente
Nixon y su posterior dimisión, por el famoso caso Watergate.
De vuelta a casa, a lo doméstico, España y sus entresijos
han recreado este personaje desde los tiempos del post-franquismo “in crescendo“
hasta estos días, como un virus. Van en paralelo dos figuras, el mencionado
“garganta profunda” y el “estómago agradecido”, que no es más que la etapa
previa a convertirse en “corre, ve y dile.”. Podemos comenzar por el caso GAL,
que revolvió las sentinas del Ministerio del Interior, poniendo al descubierto
el aparato represor del Estado, que se
mantenía incólume desde la etapa
franquista. Fueron Amedo y Domínguez los que, viéndose atrapados en sus propias
redes, comenzaron a “cantar” al unísono cual, Plácido y Josep, arrastrando
hasta la cárcel al Ministro Barrionuevo, Vera y algunos más; eso sí, con la
colaboración inestimable del Sr. X González haciéndoles un vergonzoso pasillo
hasta la entrada al trullo. Cierto es que hizo falta que previamente el Juez
Garzón pasease por los pasillos de los ministerios, oliese tostadas que, una
vez de regreso a la Audiencia Nacional, sirvió para recomponer aquel
rompecabezas que había dejado guardado en un cajón. Después vino alguien
esperpéntico, cutre, casposo e indigno, Luis Roldán, que se llevó la pasta de
los fondos reservados, en gallumbos, de la caja fuerte que tenía para esos
menesteres; en este caso la garganta profunda vino de la mano de un tal
Francisco Paesa, propio de Le Carré cañí.
Por aquellos días
también estuvo en el candelero el “hermanísimo” Guerra, pero viendo lo anterior
y lo que viene a continuación, no merece ni tres líneas. Para terminar de
redondear la etapa de gobierno de González, aparece el Caso Filesa, Malesa,
Time-Export, aunque parezcan franquicias, eran tapaderas para financiar un
partido en caída libre. Parecía que había pasado lo peor. Craso error, lo peor
estaba por llegar. Aparece el ínclito “váyase Sr. González”, en forma piticlín-Aznar,
quien tras una etapa de parlar catalá en la intimidad del WC, mostró su verdadero rostro de “demócrata de toda la
vida” y en ese momento, su amiguísimo Villalonga dio el pelotazo en Telefónica, con braguetazo
posterior para cabreo de su patrocinador el citado Aznar. Aparece el Rodriguez Zapatero, con
aspecto de honrado ineficaz, que dio muestras durante su mandato, tanto de lo
primero como de lo segundo, pero era tanto el lodazal en el que el país estaba
ya metido, que el olor a podredumbre lo inundaba todo. Pero este esperpento aún podía ir a más y apareció
un presidente Don Tancredo, alias
Mariano Rajoy. Aquí las alcantarillas ya no aguantaron más. Los estómagos
agradecidos pasaron a ser gargantas profundas y la corrupción ha alcanzado
límites insoportables: los casos Emarsa,
Alcorcón, Gürtel, Bárcenas,Palma Arena, Noos… la monarquía se deja ver. Aquí la lucha está
abierta, guerra sin cuartel, sálvese el que pueda, tonto el último. A todo
esto, Don Tancredo, sólo pasaba por allí.
No se crean, las
autonomías se habían convertido en reinos de Taifas, el PP puso en marcha la
corrupción en forma de transacción como puerta giratoria. En Cataluña,
Convergencia y Durán, con su tres por ciento y el Liceu le pusieron seny al
esperpento. Ahora el Honorable Pujol redondea el círculo de lo miserable. Ayer,
hoy, en estos momentos, Bankia y sus tarjetas black ponen de manifiesto la ruindaz de unos miserables
frente la indefensión de un país que no
da más de si. Nunca, en tan poco tiempo, se había hecho tanto daño a España
como ahora, con una judicatura que mira para otro lado y utiliza varas medir a discreción.
Solo comentarles, a modo de resumen, que toda esta
corrupción no sería posible sin la colaboración de políticos “estómagos
agradecidos” que cuando se sienten denostados se convierten en autenticas “gargantas
profundas”.
10-10-2014
Publicado en El Digital de Tenerife Sur
Moncho Rouco@ondanuevaradio.com
Moncho.otaboleiro@gmail.com
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