Ciudadanos, la marca blanca de la derecha extrema.
Moncho Rouco
La última encuesta del CIS sitúa el escenario político en un sudoku de consecuencias imprevisibles. Los poderes financieros llevan tiempo en alerta roja y han puesto en marcha los resortes necesarios para conseguir que, moviendo todas las fichas, el tablero permanezca inalterable. Nunca permitirán dejar en manos del electorado un resultado electoral adverso. Son expertos en la prestidigitación de tendencias de opinión, cual sombras chinescas, y así lo van a ejecutar. ¡Recuerden siempre que la derecha nunca juega a los dados!
Albert Rivera, la esperanza blanca de la derecha extrema. |
En oscuros e insonorizados despachos del Paseo de La Castellana y otros cercanos a Davos se está gestando el nuevo sello de la derecha española, que, cual Ave Fénix, resurgirá sobre las cenizas de un partido corrupto hasta niveles insoportables, el Partido Popular, en metástasis final. Ciudadanos está tomando el relevo de manera continua y constante, con prisas y sin pausas, con paso firme, el tiempo apremia. Los acontecimientos se precipitan día a día. Cuando no es Valencia es Cifuentes, cuando no es Gürtel es Canal de Isabel II. Las cloacas del PP rebosan y rebasan cualquier expectativa, la debacle se intuye en el horizonte electoral. Los poderes fácticos no se pueden permitir errores y ya han nombrado sustituto. Nada se improvisa, lo tienen perfectamente programado. Podemos asegurar, sin temor a equivocarnos, que Albert Rivera es el Hacendado de la Derecha, su marca blanca.
No es casual la aparición en la escena nacional de la marca naranja. Existen otros escenarios que sobrepasan al PP y que no están siendo trazados desde la sede de Génova. Rajoy y sus acólitos están amortizados, probablemente encausados en mil y un casos y la oligarquía financiera ha retirado la red, caerán víctimas de su propia corrupta estupidez. Lo que se intuía se ha puesto de manifiesto, C´s acude raudo y veloz a salvar un gobierno agonizante. Todavía precisan un tiempo, para asentar aquello que las encuestas están indicando,
Ya hace tiempo que Alberto Rivera trasladó a Madrid su franquicia, sólo habla catalán en la intimidad. Cataluña ha sido su gran baza, no soltará esa presa, es su granero de votos. Se ha presentado ante los españoles “de bien”, como el único salvador de la Patria, frente al independentismo delirante y la absoluta desidia del PP, convertido en una anécdota en el Parlament, frente a una Arrimadas emergiendo del lodazal, cual Agustina de Aragón.
El ciudadano Rivera no cree en la diversidad proclamada en la Constitución, rechaza el hecho diferencial de las nacionalidades, si pudiese las suprimiría sin pestañear. El líder “naranjito” recuerda a aquellos comerciales agresivos, con sospechosos gestos espasmódicos, que tras dos horas de hablar sin parar consiguen que los invitados al ágape, en estado de shock, se lleven bajo el brazo aquel robot de cocina que nunca utilizarán.
Si las tendencias demoscópicas se tornan en realidades, llegará un tiempo, no muy lejano, que en el retrovisor de la mirada crítica veremos, en la lejanía, a un Rajoy que hará realidad aquel refrán…: “Otro vendrá que bueno te hará”
Son todos los que están, pero no están todos los que son |
La máscara del centrismo ha quedado atrás, ya no precisa la ambigüedad, Alberto Rivera muestra, sin ambages, su ADN político. Representa a la derecha extrema, compite de igual a igual con Jean-Marie Le Pen o su hija Marine. El chiste fácil de compararlo con Primo de Rivera ha quedado trasnochado, totalmente demodé. Aquel falangista, de infausto recuerdo, sería ahora un baifo, al lado de este lobo con piel de cordero. Asume sin ruborizarse, el lema, como Nación: “Una, Grande y Libre”. Permítanme que yo añada “…y Libre…de Impuestos para los privilegiados”.
No olviden nunca que cuando alguien se parece a lo que creemos que es, es muy posible que sea lo que parece.
Publicado el 10 de mayo de 2018 en La Opinión de Tenerife y en Nueva Tribuna
Moncho Rouco Arquitecto Técnico. Escritor. Articulista |
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