miércoles, 29 de junio de 2016


El avispero turco. 

Moncho Rouco*



“La UE ve un retroceso significativo de los derechos humanos en Turquía”, así se expresaba el comisario para la Ampliación, Johannes Hahn, ante la Euro Cámara en noviembre de 2015. Hacía especial hincapié en la corrupción en diversos ámbitos de la vida pública y un deterioro progresivo de las libertades individuales, ante la escasa separación de poderes, especialmente entre el ejecutivo y el judicial, añadía “que existen demasiadas presiones políticas”. Se Confirmaba la valoración que mantenía la Unión Europea, calificando a Turquía como un “país no seguro”.


La Europa de los mercaderes

El viernes 18 de marzo, los mandatarios de la UE han violado el Convenio Europeo de los Derechos Humanos, el art.14 de la Declaración Universal de los DDHH de la ONU y el Estatuto del Refugiado, conocido como la Convención de Ginebra. En todos estos acuerdos se prohíbe expresamente expulsar a “países no seguros”, refugiados o exiliados en solicitud de amparo o asilo. Ningún informe previo había modificado la valoración respecto a Turquía por parte de la UE. Deberán ser investigados de oficio por el Tribunal Internacional de la Haya, como responsables de un delito de lesa humanidad.

Erdogán, el socio sin escrúpulos
¿Acaso Turquía se ha convertido repentinamente en el Sangrilá de Oriente Medio? ¿O quizás el mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan, arrepentido de sus crímenes, se ha propuesto emular a Mahatma Gandhi? Descartadas ambas variantes habrá que centrar la atención en este país, depositario de más de 2 millones de refugiados que están siendo utilizados como rehenes de intereses geoestratégicos, que no respetan Convenios ni libertades individuales. 

Hablamos de la última trinchera de la OTAN, un avispero con múltiples variables, el Far West de la democracia posterior a la guerra fría, donde los derechos humanos viven en la Cantina y el Sheriff hace la vista gorda. Donde los reporteros turcos, que denunciaron el tráfico ilegal de armas de su gobierno con Siria han sido encarcelados de la mano de Erdogan, que tildó de traidores a los informadores por haber revelado “secretos de Estado”. Donde un gobernante que autoriza el derribo de un avión de combate ruso el 24 de noviembre, poniendo en riesgo la “inestabilidad internacional”, frente al zar, Putin I, nostálgico de tiempos pasados. Donde ese mismo gobernante aplica tácticas-terroristas-a-grupos-kurdos-terroristas, de un Kurdistán de 40 millones de habitantes sin Estado… En ese escenario donde todos perderán, la UE hace saltar la banca, pisotea los derechos y pone precio, 60 mil millones de euros, a unos refugiados que insisten en ser individuos, cuando sólo son molestias a despejar.


                                                      HEREDEROS DE NUESTRA VERGÜENZA

“Habrá que mirar para otro lado” acordaron en la cumbre europea mientras pasaban por agua sus manos ensangrentadas. Deberán ser juzgados como responsables de las muertes provocadas en las fronteras de la vergüenza. Esos viejos dinosaurios que pactan en Bruselas filtros indignos, no son conscientes de que, en realidad, están creando un inmenso campo de concentración donde los europeos fallecerán de sí mismos. El futuro dejará de mirar al continente. Solo seremos un accidente en la historia.


Publicado en NUEVA TRIBUNA el 20 de marzo de 2016

                                                                                        
Moncho Rouco

Arquitecto Técnico y constructor. Columnista en varios medios de comunicación.



















No hay comentarios:

Publicar un comentario