La France de La Liberté, Égalité, Fraternité ou la mort
Liberté, Égalité, Fraternité |
El parlamento francés acaba de aprobar por abrumadora mayoría una Ley que permite al Gobierno espiar sin control judicial y que atenta
radicalmente contra de los «derechos fundamentales» por el riesgo de
“vigilancia masiva”. En este barco llamado Europa, Francia se ha trasladado del
mástil de proa, como abanderado de las libertades, a las sentinas de popa. Charlie
Hebdo ha sido el detonante y La
República, Liberté, égalité, fraternité, la gran perdedora. La liberté no cotiza en bolsa, es un
derecho fundamental. Limitarla es someterla a “respiración asistida”, bajo
control policial. En la mente de una élite
vive el pensamiento: “unos somos más iguales que otros” La égalité
no puede estar sometida a raseros subjetivos, es inherente al individuo,
consustancial con el hecho vital de serlo. La
fraternité es la marca de los países más avanzados social y políticamente.
Negar este derecho es apartar al
individuo del centro y la razón de ser de un Estado moderno.
Las clases dirigentes no soportan por más tiempo que estos derechos puedan ser utilizados por las clases menos favorecidas. El terrorismo sólo
es la gran coartada. Con frecuencia los
pueblos deambulan sin rumbo fijo tras las torpezas de políticos paranoicos, con
la razón en quiebra y el miedo instalándose entre las sombras de la
desconfianza. Este vuelco acaba de suceder en nuestro vecino
país, la admirada Francia. A los muertos en el atentado de Charlie Hebdo se les honra con más libertad, fueron asesinados por
quienes la rechazan y el Estado sólo se enroca. Ni una línea para los términos de esa
Ley, sería detenerse en lo accesorio. La historia está plagada de “abrumadoras
mayorías” que dieron cobertura a la desolación de Europa. ¿Imaginan esta herramienta legal en manos de un posible
un gobierno del Frente Nacional? Parece ser que a Valls y a Hollande no les
preocupa. Europa debe comenzar a preocuparse.
Parlamento francés |
Estos
hechos trasladan a Francia a tiempos pretéritos, anteriores a su lema: Liberté,
égalité, fraternité. Atrás quedan más de dos siglos siendo Francia fue un referente universal
y modelo a seguir por los países en línea de salida. El lema figura en
la Constitución. Durante la ocupación alemana, el Gobierno de Vochy lo sustituyó por: Travail,
famille, patrie, para marcar distancias vergonzosas. Quizás en una
pirueta desesperada adopten el "modelo" por Petain, siendo asumido por François
Hollande que al igual que el Mariscal, admira a su “hada madrina”
Angela Merkel. No se sorprendan si La Estatua de la Libertad viaja a sus orígenes por carecer de valor.
¿Qué le podremos contar a Jean-Jacques Rousseau a Jean Paul Sartre a Simone de Beauvoir a Bertrand Russell o al Barón de Montesquieu cuando
conozcan este atentado contra las libertades? Las naciones se
forjan a lo largo de siglos de Historia. Francia había trenzado una admirada narración de su
pasado, por lo que durante mucho tiempo fue considera El faro, un referente a seguir. Ahora La República francesa está al borde de la autarquía.
La "oscuridad" se ha instalado en el 1984
de La Avenida de Los Campos Elíseos en París.
Maquiavelo y Montesquieu |
Un libro toma protagonismo: Diálogo en el
Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu. Con esos actores pueden imaginarse el argumentario con dos voces distantes,
distintas y representantes de modelos antagónicos de gobernar a los pueblos.
Desde El Príncipe de Maquiavelo a El Espíritu de las Leyes de Montesquieu solo
hay un nexo común: un pueblo a la espera de gobierno. “No hay peor tiranía que
la que se ejerce a la sombra de las leyes y bajo el calor de la justicia”
manifiesta Montesquieu y Maquivelo antepone
el sentido práctico: "La grandeza de los crímenes borrará la
vergüenza de haberlos cometido". Un puente, dos extremos: “Para ser realmente grande, hay que estar con la gente, no
por encima de ella” y al otro lado "El que consigue el poder es el
Príncipe, el que consigue el orden y la paz son los súbditos". No es tiempo para pusilánimes. Sobre el
puente no se vive.
Sin matices, decidan: “entre cinismo y legalidad, entre autocracia y democracia,
entre fines y medios”. Los franceses,
acaban de atravesar ese puente: han pasado, con argucias legales, de un país
con libertades a un Estado en”Libertad vigilada”.
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