jueves, 7 de mayo de 2015


La France de La Liberté, Égalité, Fraternité ou la mort
Liberté, Égalité, Fraternité
La Asamblea Nacional de Francia acaba de aprobar un proyecto de ley relativo al acceso a información y vigilancia masiva en Internet sin cobertura judicial.
El parlamento francés acaba de aprobar por abrumadora mayoría una Ley que permite al Gobierno espiar sin control judicial y que atenta radicalmente contra de los «derechos fundamentales» por el riesgo de “vigilancia masiva”. En este barco llamado Europa, Francia se ha trasladado del mástil de proa, como abanderado de las libertades, a las sentinas de popa. Charlie Hebdo ha sido el detonante y  La República, Liberté, égalité, fraternité, la gran perdedora. La liberté no cotiza en bolsa, es un derecho fundamental. Limitarla es someterla a “respiración asistida”, bajo control policial. En la mente de una élite vive  el pensamiento: “unos somos más iguales que otros” La égalité no puede estar sometida a raseros subjetivos, es inherente al individuo, consustancial con el hecho vital de serlo. La fraternité es la marca de los países más avanzados social y políticamente. Negar este derecho es apartar al individuo del centro y la razón de ser de un  Estado moderno.
Las clases dirigentes no soportan por más tiempo que estos derechos puedan ser utilizados por las clases menos favorecidas. El terrorismo sólo es  la gran coartada. Con frecuencia los pueblos deambulan sin rumbo fijo tras las torpezas de políticos paranoicos, con la razón en quiebra y el miedo instalándose entre las sombras de la desconfianza. Este vuelco acaba de suceder en nuestro vecino país, la admirada Francia. A los muertos en el atentado de Charlie Hebdo se les honra con más libertad, fueron asesinados por quienes la rechazan y el Estado sólo se enroca. Ni una línea para los términos de esa Ley, sería detenerse en lo accesorio. La historia está plagada de “abrumadoras mayorías” que dieron cobertura a la desolación de Europa. ¿Imaginan esta herramienta legal en manos de un posible un gobierno del Frente Nacional? Parece ser que a Valls y a Hollande no les preocupa. Europa debe comenzar a preocuparse. 
Parlamento francés

Estos hechos trasladan a Francia a tiempos pretéritos, anteriores a su lema: Liberté, égalité, fraternité. Atrás quedan más de dos siglos siendo Francia fue un referente universal y modelo a seguir por los países en línea de salida. El lema figura en la Constitución. Durante la ocupación alemana, el Gobierno de Vochy lo sustituyó por: Travail, famille, patrie, para marcar distancias vergonzosas. Quizás en una pirueta desesperada adopten el "modelo" por Petain, siendo asumido por François Hollande que al igual que el Mariscal, admira a su “hada madrina” Angela Merkel. No se sorprendan si La Estatua de la Libertad viaja a sus orígenes por carecer de valor.
¿Qué le podremos contar a Jean-Jacques Rousseau a Jean Paul Sartre a Simone de Beauvoir a Bertrand Russell o al Barón de Montesquieu cuando conozcan este atentado contra las libertades? Las naciones se forjan a lo largo de siglos de Historia. Francia había trenzado una admirada narración de su pasado, por lo que durante mucho tiempo fue considera El faro, un referente a seguir. Ahora La República francesa está al borde de la autarquía. La "oscuridad" se ha instalado en el 1984 de La Avenida de Los Campos Elíseos en París.
Maquiavelo y Montesquieu

Un libro toma protagonismo: Diálogo en el Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu. Con esos actores pueden imaginarse el argumentario con dos voces distantes, distintas y representantes de modelos antagónicos de gobernar a los pueblos. Desde El Príncipe de Maquiavelo a El Espíritu de las Leyes de Montesquieu solo hay un nexo común: un pueblo a la espera de gobierno. “No hay peor tiranía que la que se ejerce a la sombra de las leyes y bajo el calor de la justicia” manifiesta Montesquieu  y Maquivelo   antepone  el sentido práctico: "La grandeza de los crímenes borrará la vergüenza de haberlos cometido". Un puente, dos extremos: Para ser realmente grande, hay que estar con la gente, no por encima de ella” y al otro lado "El que consigue el poder es el Príncipe, el que consigue el orden y la paz son los súbditos".  No es tiempo para pusilánimes. Sobre el puente no se vive.
Sin matices, decidan: “entre cinismo y legalidad, entre autocracia y democracia, entre fines y medios”. Los franceses, acaban de atravesar ese puente: han pasado, con argucias legales, de un país con libertades a un Estado en”Libertad vigilada”.
 

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