jueves, 25 de abril de 2019



Hoy Puede Ser un gran Día… 

Moncho Rouco 

          La sonrisa se había instalado en mis labios y el optimismo en mi estado de ánimo. Sin nada que celebrar, aunque la mirada interior me invitaba a un brindis al aire. Le comenté a mi pareja: 
-¿Qué te parece, vamos a almorzar al Caballo Blanco? 
Sin demora y con una sonrisa cómplice me contestó 
-Si, por supuesto… ¿Celebramos algo especial? 
-Que vaaa, me apetece… Es un buen día. 
Le respondí, a medio camino de la verdad. 
Y así, sin más, por menos, fuimos a aquel Caballo Blanco, el mismo que hace más de 30 años conocí, en una noche de verano, recién llegado a este refugio, al abrigo de la Roja. 

Entre espuma de mar y La Roja al fondo.
            Sentado en la terraza, con La Roja al fondo, sonreí y confesé lo que María intuía… 
 “Hoy puede ser un gran día…” como recitaba el maestro Serrat. Les cuento, al tiempo que se lo cuento… 

           En el Parlamento se ha iniciado una nueva era, un momento irrepetible. ¡Por fin! Han pulsado el botón de la cisterna y comienza a derramarse por el desagüe la podredumbre y el hedor nauseabundo de las sentinas de un poder corrupto. No asistimos al principio del fin, ni siquiera al fin del principio, sólo se ha puesto en marcha una etapa de saneamiento democrático, con la seguridad de que nada volverá a ser igual…Y no porque desaparezcan los corruptos, más bien porque, a medida que el tiempo transcurra, más quedarán en grotesca evidencia. 

          El Parlamento no se ha movido un ápice, nada ha sucedió, sin embargo jamás volverá a ser igual. Este país sigue dónde ayer lo dejamos, nuestro día a día permanece, pero un resplandor, de proporciones insospechadas, se ha expandido desde la Carrera de San Jerónimo hasta más allá del horizonte. Los abrazos, las sonrisas y un olor a esperanza renovada contrastaban con la oscuridad de los derrotados, la furia de los defraudados, con una promesa de venganza reflejada en el rostro. El rencor se aloja en aquellos que todavía no encuentran explicación a la derrota o al mal cálculo demoscópico. La ira se ve reflejada en el rostro de la Señora Cospedal, cuando manifiesta “lamentarlo por España” cuando, en realidad, sólo se preocupa por los ocultos negocios de su marido. Ni un acento gastaré con Mariano Rajoy, nunca fui partidario de hacer leña del árbol caído. Sus ocho horas a cobijo de un restaurante lo retratan…. 


Hoy puede ser un gran día....

         Nadie nos robará la sonrisa del rostro. Hoy, el tiempo se viste de esperanza, que nadie nos arrastre a sus rencores y miserias personales. 

        Pero no nos engañemos. Se anuncian tiempos muy duros, los salva patrias han prometido venganza. Como adelantado embajador de las tinieblas, nos envían al matón de taberna, Rafael Hernando, anunciando las siete plagas. Vuelven a utilizar el terrorismo como arma arrojadiza, las víctimas como moneda de trueque y profetizan el colapso de la España Imperial. LA DERECHA NO HACE PRISIONEROS… Se creen los herederos de la sinrazón pre democrática. 

         Partido Popular, Ciudadanos, Foro Asturias y Unión del Pueblo Navarro, regresan a las trincheras para, una vez lamidas las heridas, volver con renovados ímpetus y así, esto que llamamos Españñña, nunca deje de ser “la piel de toro”. Cuentan con la burguesía incomodada, la Europa de la prima de riesgo y la simpatía, indisimulada, de la Corona. Los borbones y sus “compi yoguis”. 

           Nunca lo olviden, utilizarán todos, todos los medios a su alcance, para revertir la situación. 
 
          Aquellos que ya vivimos en el ático de la vida, tenemos la facultad de mirar al pasado sin que el bosque nos impida ver el horizonte. Unos le llaman experiencia, preferiría pensar que es la sabiduría del tiempo transcurrido. 

           Mientras observo La Roja y Bocinegro me saluda, vuelvo la mirada a aquellos tiempos lejanos en los que un recordado profesor, Santiago Folla Cisneros, me invitó a formar parte de un equipo, me invitó a afiliarme al Partido Socialista Popular, el del viejo profesor Tierno Galván. Muchas sonrisas quedaron incrustadas en mi rostro, por el olor a pegamento, mientras fijaba por las paredes la cartelería, en las primeras elecciones democráticas… con resultados manifiestamente mejorables. 

        Transcurrido un tiempo, aquel viejo profesor apostó por la alcaldía de Madrid, dejando huérfanas a las bases del PSP. Un conocido personaje del PSOE de A Coruña nos invitó a que nos afiliásemos a su partido, asegurándonos que -nuestro trabajo sería tenido en cuenta y nos pondría en línea de salida- 

         Recuerdo perfectamente cuál fue mi respuesta: 

         -Paco, por favor, avísame cuando el PSOE sea socialista y me afiliaré. 

          De aquella charla han transcurrido más de cuarenta años y nada ha ocurrido que haga modificar mi criterio. 

          Nunca fui felipista. En el horizonte se oye, allá, en la lejanía, aquella frase: 

“Hay que ser socialista antes que marxista”. 

         Jamás había oído un disparate intelectual de tal calibre. Suponía una ignorancia de proporciones épicas…como así fue. Resultó ser que este hombre, Felipe González, no era socialista, sólo vestía de socialdemócrata…y a eso, yo nunca jugué. 

         Transcurrieron los años y, recientemente, me interesó el movimiento del 15M. Incluso me trasladé a Madrid y sentado en Sol, asistí a algunas jornadas maratonianas con una multitud izando las manos al aire agitado, en señal de “Hola que tal”. La toma de decisiones debía ser por unanimidad…o sea, que los acuerdos eran escasos. Habían confundido el asamblearismo con la unanimidad. Volví con el grato recuerdo de muchos jóvenes y yayos preñados de la idea del cambio y la seguridad de que, lamentablemente, ese movimiento se iría diluyendo como azucarillo en el café. 

         Formé parte del embrión, poco tiempo más tarde, en algunas asambleas de los Círculos de Podemos, con resultados nefastos. Aquello era una auténtica caza de personalismos…y, además, debo reconocer que mi agnosticismo me lleva a no creer en los Mesías. 

           Quede claro que, no soy “sanchista”, más bien me alojo en el escepticismo… 

          Debo reconocer, con temor a equivocarme, que el acierto, el planteamiento correcto y cierto grado de osadía y buen karma, han llevado a Pedro Sánchez a la Presidencia del Gobierno. Hacía muchísimo tiempo que yo no transitaba por los pasillos de la ilusión y el sentimiento de que “no todo está perdido” La dificultad es suprema, las cartas escasas y los triunfos viven en sedes ajenas. 


           Gracias a todos los que han hecho posible esta pequeña primavera. Bien está que, de cuando en vez…”Seamos realistas, pidamos lo imposible”…“Esto nos concierne a todos”…”Prohibido Prohibir”… Mayo del 68, un rumor en el recuerdo. 

           Ustedes me disculparán, como bien decía el añorado John Lennon…solo soy un soñador.

Publicado el 2 de junio del 2018 en Nueva Tribuna.
Moncho Rouco
Arquitecto Técnico. Escritor. Articulista.



Ciudadanos, la marca blanca de la derecha extrema. 

Moncho Rouco

     La última encuesta del CIS sitúa el escenario político en un sudoku de consecuencias imprevisibles. Los poderes financieros llevan tiempo en alerta roja y han puesto en marcha los resortes necesarios para conseguir que, moviendo todas las fichas, el tablero permanezca inalterable. Nunca permitirán dejar en manos del electorado un resultado electoral adverso. Son expertos en la prestidigitación de tendencias de opinión, cual sombras chinescas, y así lo van a ejecutar. ¡Recuerden siempre que la derecha nunca juega a los dados! 

Albert Rivera, la esperanza blanca de la derecha extrema.

         En oscuros e insonorizados despachos del Paseo de La Castellana y otros cercanos a Davos se está gestando el nuevo sello de la derecha española, que, cual Ave Fénix, resurgirá sobre las cenizas de un partido corrupto hasta niveles insoportables, el Partido Popular, en metástasis final. Ciudadanos está tomando el relevo de manera continua y constante, con prisas y sin pausas, con paso firme, el tiempo apremia. Los acontecimientos se precipitan día a día. Cuando no es Valencia es Cifuentes, cuando no es Gürtel es Canal de Isabel II. Las cloacas del PP rebosan y rebasan cualquier expectativa, la debacle se intuye en el horizonte electoral. Los poderes fácticos no se pueden permitir errores y ya han nombrado sustituto. Nada se improvisa, lo tienen perfectamente programado. Podemos asegurar, sin temor a equivocarnos, que Albert Rivera es el Hacendado de la Derecha, su marca blanca. 

          No es casual la aparición en la escena nacional de la marca naranja. Existen otros escenarios que sobrepasan al PP y que no están siendo trazados desde la sede de Génova. Rajoy y sus acólitos están amortizados, probablemente encausados en mil y un casos y la oligarquía financiera ha retirado la red, caerán víctimas de su propia corrupta estupidez. Lo que se intuía se ha puesto de manifiesto, C´s acude raudo y veloz a salvar un gobierno agonizante. Todavía precisan un tiempo, para asentar aquello que las encuestas están indicando, 

          Ya hace tiempo que Alberto Rivera trasladó a Madrid su franquicia, sólo habla catalán en la intimidad. Cataluña ha sido su gran baza, no soltará esa presa, es su granero de votos. Se ha presentado ante los españoles “de bien”, como el único salvador de la Patria, frente al independentismo delirante y la absoluta desidia del PP, convertido en una anécdota en el Parlament, frente a una Arrimadas emergiendo del lodazal, cual Agustina de Aragón. 

          El ciudadano Rivera no cree en la diversidad proclamada en la Constitución, rechaza el hecho diferencial de las nacionalidades, si pudiese las suprimiría sin pestañear. El líder “naranjito” recuerda a aquellos comerciales agresivos, con sospechosos gestos espasmódicos, que tras dos horas de hablar sin parar consiguen que los invitados al ágape, en estado de shock, se lleven bajo el brazo aquel robot de cocina que nunca utilizarán. 

            Si las tendencias demoscópicas se tornan en realidades, llegará un tiempo, no muy lejano, que en el retrovisor de la mirada crítica veremos, en la lejanía, a un Rajoy que hará realidad aquel refrán…: “Otro vendrá que bueno te hará” 


Son todos los que están, pero no están todos los que son

          La máscara del centrismo ha quedado atrás, ya no precisa la ambigüedad, Alberto Rivera muestra, sin ambages, su ADN político. Representa a la derecha extrema, compite de igual a igual con Jean-Marie Le Pen o su hija Marine. El chiste fácil de compararlo con Primo de Rivera ha quedado trasnochado, totalmente demodé. Aquel falangista, de infausto recuerdo, sería ahora un baifo, al lado de este lobo con piel de cordero. Asume sin ruborizarse, el lema, como Nación: “Una, Grande y Libre”. Permítanme que yo añada “…y Libre…de Impuestos para los privilegiados”. 

            No olviden nunca que cuando alguien se parece a lo que creemos que es, es muy posible que sea lo que parece. 

Publicado el 10 de mayo de 2018 en La Opinión de Tenerife y en Nueva Tribuna
Moncho Rouco
Arquitecto Técnico. Escritor. Articulista