Confluencias entre CAL-VINI y CAL-VIVA
*Moncho Rouco
Desde aquellos días de marzo del 2016 a este asfixiante agosto del 2019 existe un nexo en común. La hilaridad de un argumentario que rompe cualquier posibilidad de tender puentes. Dinamita cualquier acercamiento, ni tan siquiera facilita aquel axioma de Napoleón Bonaparte, “…al enemigo que huye, puente de plata…” y mucho menos, en estos tiempos de la no política, en el adversario debe ser derribado, acosado y anulado. Parece claro que, en este territorio, no se hacen prisioneros. De ahí que, al escenario de “tierra quemada a nuestras espalda”, sólo resta un gesto, prender la llama de la intolerancia. No hablamos de impericia, ni mucho menos de imprudencia. Es mucho más profundo, las consignas recibidas se llevan a las últimas consecuencias, al albor de los resultados obtenidos. Algunos opositores a próceres de la Patria, siguen la máxima del “Si la realidad me quiebra la razón, con el discurso modificaré el paisaje y así distorsionaré esa realidad”. Parece lamentable, cuando no indignante. En los cuadros de los partidos, prevalece la razón de la fuerza, ante la fuerza de la razón.
Desde aquellos tiempos de la CAL-VIVA...
Por todos es recordada, aquella famosa intervención de Pablo Iglesias, allá por la primavera del 2016, en el Parlamento, intentando cargarse de razones y destruyendo cualquier atisbo empatía. A todo esto, pretendiendo y tratando de darle sentido a un presunto gobierno de coalición con los socialistas, cuando en realidad lo estaba dinamitando. Transcurrido un tiempo, los hechos nos hablaron de un intento de sorpasso a lo Anguita que resultó ser, simplemente, un “sopapo”. De nada sirve ya, que el propio protagonista de aquella desafortunada intervención, reconociese, tiempo después, que “posiblemente, no estuviese muy afortunado…”. Ruego a los asistentes observen detenidamente la reacción en el rostro de su compañero de escaño, el ahora rival Errejón, ante aquella lapidaria frase, cargada de cal…
Han pasado los años y las razones se han vuelto lanzas, pero el discurso se mantiene inquebrantable. No se mueve un ápice. Ni una pestaña al parpadeo, ni un rictus a la improvisación. La aritmética parlamentaria se ha modificado de forma transversal. Las variables partidistas se ciñen a una realidad aritmética incuestionable. Sólo suman los sumandos y aquel o aquellos que pretendan restar, por favor, que se lo hagan mirar. Quizás mejor sería decirles al oído y con voz cálida: “chaval, no te has enterado de nada… estamos en el Parlamento, no en el Comité Central convenciendo a los convencidos…”No estamos en Vista Alegre, ni siquiera en Ferraz.
Poco importa ya que, ahora, fuese Pablo Honrubia, diputado de Podemos, el que, al albor del riguroso agosto, inundase las redes sociales, la malsana cacofonía de pretender aproximar a la socialista Calvo, con el fascista Salvini. Deberíamos suponer que eso quedaría reservado, como así sucedió ayer, para la nueva portavoz de los Populares, la diputada Álvarez de Toledo, referente indiscutible de la absoluta falta de ética, aunque eso haga parecer moderado a un “capidisminuido” y languideciente Pablo Casado, todavía en período de convalecencia tras el ingrato prefijo del “Fra…”.
La tarde de este pasado jueves 28 de agosto ha puesto en evidencia algo que muchos intuíamos. La vicepresidenta, Carmen Calvo, ministra de la Presidencia, Relaciones con Las cortes e Igualdad, era sólo la coartada de un Parlamento ávido de “sangre dialéctica”, con cuentas pendientes y mucha animadversión en el aire del Hemiciclo. Al Open Arms, que le den aire por popa…, tan solo formó parte del argumentario y moneda de cambio para ocultar intereses espurios. Todo hay que decirlo, aquí, en este país, aún llamado España, no hemos llegado todavía al nivel de infamia que han alcanzado en Italia. Aunque, como le dejemos “pista libre” al fascista Abascal, prototipo de la xenofobia, con rostro de vividor, experto en no dar un palo al agua, dejaría en ridículo al Salvini, del que confiemos que la Judicatura italiana dé buena cuenta.
Carecen de importancia, las intervenciones de los segundos o terceros portavoces de los grupos parlamentarios. Nada nuevo en el horizonte, incluida la Señora Arrimadas, prototipo de “bronca permanente”, desubicada en el fondo y en las formas.
Carece de importancia, aunque debamos tenerlo en cuenta, la evidencia del “todos contra uno y uno contra todos…” no son mosqueteros, ni siquiera D´artagnan es quien ustedes creen.
Carece de importancia la desesperada intervención de Doña Carmen Calvo, tratando de enmascarar, entre un mar de estadísticas, cifras y Aquarius, aquella infausta e infame referencia al: “El Open Arms no tiene permiso para rescatar…” Lo lamento, señora ministra, fuese cual fuera su intención, sin eufemismos, la cagó.
El rescate no es una opción, es un acto humanitario, amparado por las Leyes
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Carece de importancia, ni siquiera merece un párrafo, la hilarante intervención del portavoz socialista, Rafael Simancas, jaleado por su bancada, pero puesto en evidencia por su galopante afonía…
Lo que son las cosas, que quieren que les diga, si algo obtuve en claro la pasada sesión parlamentaria, ha sido un sabor agridulce y la tremenda sensación de Parálisis Permanente, camino del Siniestro Total, de este período de Sesiones, aunque sin el sonido de aquellos tiempos de principios de los ochenta, cuando la movida madrileña se escribía con V de Vigo -disculpen, es que uno ya camina como un viejo roquero-
Al final de esa tarde, al modo de resumen ¿qué ha pasado aquí…? Me vino a la mente, el recuerdo de una novela, que leí, allá por 2009, una ópera prima del escritor italiano, Paolo Giordano, que lleva por título, La solitudine del numeri primi, La Soledad de los números primos.
Un relato ágil, perturbador, de este escritor italiano, curiosidades coincidentes, quien nos relata la historia de dos personajes, dos seres, que aún llevando vidas paralelas, con caracteres similares, aunque complejos, ambos están dotados de una gran capacidad para una convivencia en común, sin embargo son rehenes de una repulsión visceral, entre ellos, sin un motivo aparente que lo delate.
No me molestaré en solicitar de ustedes una coincidencia, una similitud…, quizás sólo añadirles un pensamiento, los números primos siempre están separados, al menos, por un número par.
Permítanme finalizar al modo Giordano…
-Te acostumbrarás. Al final, ni repararás en él
-¿Y cómo, si lo tendré siempre a la vista?
-Por eso, por eso mismo dejarás de verlo.
Publicado el 31 de agosto del 2019 en Nueva Tribuna
*Moncho Rouco Arquitecto Técnico. Escritor. Articulista. |