lunes, 27 de agosto de 2018


Carta entreabierta a Carlos Iturgaiz
*Moncho Rouco

                No apreciado, Señor Iturgaiz:
                       
                                Suele decirse que no existe mayor traidor que aquel personaje,  que siendo consciente de que está mintiendo, siembra la discordia, la ira y el odio, a sabiendas de que su comportamiento entorpece y dificulta la reconciliación, para unir a un país necesitado de concordia, tras decenios de terror, protagonizados por una banda terrorista, ETA, ya derrotada y por fin disuelta.
Carlos Iturgaiz y el discurso del insulto.
 Su tiempo no es el presente, 
ni mucho menos es perspectiva de futuro. 
Usted sólo es un oscuro reflejo de un pasado  
que todo el mundo quiere ver superado.

            Siempre ha sido usted un personaje siniestro y circunspecto, prototipo de la España escorada al “cuanto peor, mejor”. Formó, forma usted parte del ala dura de un PP, en huida libra. Su deriva siempre fue romper puentes.


            Debería avergonzarse de las insinuaciones que está realizando sobre los hechos que rodean al traslado de estos dos presos terroristas a cárceles vascas, Olga Sanz y Javier Moreno…Todo ello tras haber obtenido del juez de vigilancia penitenciaria, el TERCER GRADO. Cumpliendo así con los requisitos que el gobierno de Mariano Rajoy, dispuso a mitad de legislatura. Miente usted y lo sabe y esa actitud es despreciable.

            Debería avergonzarse…es usted rehén de su historia personal.

            ¿Dónde estaba usted cuando José María Aznar, en “prime time” nombró a ETA, como El Movimiento de Liberación Vasco? Naturalmente, usted se escondió entre bastidores, a la espera de que amainara el temporal, volviese el terrorismo y su figura volviese a estar en alza.

            ¿A quién dedicaba sus iras personales, mientras decenas, centenares de presos vascos eran acercados a Euskadi, durante el gobierno de Aznar? Se la volvieron a meter doblada y tuvo que comulgar con ruedas de molino, a palo seco y a la espera de tiempos peores…sus tiempos

            La realidad le dañaba la mirada. Nunca soportó la idea de que el Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero terminase con la banda terrorista. Que finalizasen las muertes. Usted y su partido hicieron todo lo posible para que esa situación no se produjese. Traicionaron al Estado y utilizaron a las víctimas del terrorismo en su ruin beneficio político…y si hay que utilizar la memoria de Miguel Ángel Blanco, se utiliza…para eso bien vale su hermana.

            El tándem que formaron usted y María San Gil fue tan denostado por todos, que su partido se vio obligado a enviarlo a Bruselas, hasta que ni los votos lo quisieron.
María San Gil y Carlos Iturgaiz, el último baluarte...

Su tiempo no es el presente, ni mucho menos es perspectiva de futuro. Usted sólo es un oscuro reflejo de un pasado que todo el mundo quiere ver superado.

            Gran parte de la ciudanía es conocedora de que el discurso de la derecha, C`s, PP, VOX, se basa, en gran medida, en infundir, en expandir el fantasma de la segregación del Estado. Terminados los tiempos de la violencia terrorista en Euskal Herría, no podía ser, de ninguna manera, que perdiesen el argumentario. Giraron la cabeza, miraron hacia Cataluña…y descubrieron el Ebro. Se han pasado dos legislaturas denigrando, combatiendo y utilizando a Cataluña, a los catalanes, como moneda de miedo ante sus acólitos votantes, ahora, más pendientes del Valle de Los Caídos que de sumar voluntades y superar rencores.

            Es lo que suele suceder cuando uno reparte tempestades, recoge escombros. Háganos un favor, se lo ruego, recoja sus escombros y deposítelos en el cubo de los rencores. No se preocupe por nosotros, tenga la seguridad de que miraremos para otro lado.

                        Me despido de usted, con la esperanza del olvido.

Publicado el 11 de agosto del 2018 en NUEVA TRIBUNA
Moncho Rouco
Arquitecto Técnico. Escritor y articulista